Blessed, joyous and grace filled Solemnity of the Most Holy Body and Blood of Christ, or as it is traditionally known Corpus Christi. During this time of Eucharistic Revival with the upcoming Eucharistic Congress this summer it is a wonderful time, once more, to return to focus on the Eucharist and our participation in this wonderful gift from God.
As we reflect on the gift with love and joy, we are blessed to take time and reflect on quotations from three powerful champions of the real presence.
St. Ignatius of Antioch from the early second century (110 A.D.) shares this beautiful reflections:
“Take care, then, to use one Eucharist, so that whatever you do, you do according to God: for there is one flesh of our Lord Jesus Christ, and one cup in the union of his blood; one altar, as there is one bishop with the presbyter.”
Following St. Ignatius, St. Justin Martyr in defending the real presence offered these words of truth:
“For not as common bread nor common drink do we receive these; but since Jesus Christ our Savior was made incarnate by the word of God and had both flesh and blood for our salvation, so too, as we have been taught, the food which has been made into the Eucharist by the Eucharistic prayer set down by Him, and by the change of which our blood and flesh is nourished, is both the flesh and the blood of that incarnated Jesus.”
And Finally St. Clement of Alexandria in his instruction to the children about the effects of receiving the Eucharist proclaims this truth:
“Calling her children about her, she [the Church] nourishes them with holy milk, that is, with the Infant Word…The Word is everything to a child: both Father and Mother, both Instructor and Nurse. ‘Eat my Flesh,’ He says, ‘and Drink my Blood.’ The Lord supplies us with these intimate nutriments. He delivers over his flesh, and pours out his blood; and nothing is lacking for the growth of His children. O incredible mystery!”
Why do we come and share in the blessing of the Eucharist each week in the celebration of the Mass? In brings us in to solidarity with our God in heaven and His holy Catholic Church. It unites us to Love.
Thank you again for all you do in support of our parish.
God bless,
Fr. Mark
Bendita, gozosa y llena de gracia Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, o como tradicionalmente se le conoce al Corpus Christi. Durante este tiempo de Avivamiento Eucarístico con el próximo Congreso Eucarístico de este verano, es un momento maravilloso, una vez más, para volver a centrarnos en la Eucaristía y nuestra participación en este maravilloso regalo de Dios.
Mientras reflexionamos sobre el regalo con amor y alegría, tenemos la bendición de tomarnos un tiempo y reflexionar sobre las citas de tres poderosos campeones de la presencia real.
San Ignacio de Antioquía de principios del siglo II (110 D.C.) comparte estas hermosas reflexiones:
“Poned, pues, todo ahínco, en usar de una sola Eucaristía; porque una sola es la carne de Nuestro Señor Jesucristo y un sólo cáliz para unirnos con su sangre, un solo altar, así como no hay más que un solo obispo, juntamente con sus presbíteros”.
Siguiendo a San Ignacio, San Justino Mártir al defender la presencia real ofreció estas palabras de verdad:
“Porque no los tomamos como pan o bebida comunes, sino que, así como Jesucristo, Nuestro Salvador, se encarnó por virtud del Verbo de Dios para nuestra salvación, del mismo modo nos han enseñado que esta comida – de la cual se alimentan nuestra carne y nuestra sangre – es la Carne y la Sangre del mismo Jesús encarnado, pues en esos alimentos se ha realizado el prodigio mediante la oración que contiene las palabras del mismo Cristo.
Y finalmente San Clemente de Alejandría en su instrucción a los niños sobre los efectos de recibir la Eucaristía proclama esta verdad:
“Llamando a sus hijos hacia ella, ella [la Iglesia] los alimenta con leche santa, es decir, La palabra hecha carne. La palabra, lo es todo para un niño: padre y madre, maestro, nodriza: <
¿Por qué venimos y compartimos la bendición de la Eucaristía cada semana en la celebración de la Misa? Porque nos lleva a la solidaridad con nuestro Dios en el cielo y su santa Iglesia católica. Nos une al Amor.
Gracias nuevamente por todo lo que hacen en apoyo de nuestra parroquia.
¡Dios los bendiga!
Padre Mark