Happy 32nd Sunday in Ordinary Time! Just a few weeks left before we begin our Advent Season.
Of course we already see the commercial signs of Christmas poking their way into our lives. The world no longer waits for Thanksgiving to begin to gorge the appetite of buying and gathering stuff; it now demands that we do it ever earlier and earlier.
What are we as Christians to do? Well, first we remind ourselves, our families and most especially the children why we celebrate different seasons. We are still in Ordinary Time and it is important to pay attention to what is going on around us.
The sports cliche of “one game at a time” is true because when we begin to look too far ahead, the important tasks at hand begin to slip by and are left undone. This is even more important in life. God surrounds us with so many blessings and gifts of grace that we must not lose focus and find ourselves looking so far into the future that we miss the present blessings.
Christmas is important and the giving of gifts and the sharing of blessings is a good and wonderful thing…but…it is even more important to focus on who we are in the eyes of God and see our neighbors, our family and community with eyes of hope and blessing as we receive and share the gifts of life and love from our God.
Jesus reminds His disciples that we often miss the important things when we are too focused on worldly things, “And in the morning, ‘It will be stormy today, for the sky is red and threatening.’ You know how to interpret the appearance of the sky, but you cannot interpret the signs of the times.” (Mt 16:3)
We might ask the question: What is the most important thing that occurred in my life today?
It may be something quite large—my son and his wife gave me a grandchild today! Or it could be something seemingly small—I watched a hummingbird for 30 minutes flying among the trees in my back yard. While radically different, they both brought a blessing to each moment. In other words, to once more invoke an old phrase, “Don’t forget to stop and smell the roses.”
God is often waiting for us there.
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¡Feliz XXXII Domingo del Tiempo Ordinario! Solo quedan unas semanas antes de que comencemos nuestra temporada de Adviento.
Por supuesto, ya vemos los letreros comerciales de la Navidad metiéndose en nuestras vidas. El mundo ya ni siquiera espera a que llegue el Día de Acción de Gracias para comenzar a atiborrar nuestro apetito de comprar y recolectar cosas; ahora nos exige que lo hagamos cada vez más temprano.
¿Qué debemos hacer como cristianos? Bueno, primero nos recordamos a nosotros mismos, a nuestras familias y muy especialmente a los niños el por qué celebramos las diferentes estaciones. Aún estamos en el Tiempo Ordinario y es importante prestar atención a lo que sucede a nuestro alrededor.
El cliché deportivo de "un juego a la vez" es cierto porque cuando empezamos a mirar hacia el futuro, las tareas importantes que tenemos entre manos comienzan a pasar desapercibidas y quedan sin hacer. Esto es aún más importante en la vida. Dios nos rodea con tantas bendiciones y dones de gracia, que no debemos perder el enfoque y encontrarnos mirando hacia el futuro, tan lejos, que perdamos las bendiciones presentes.
La Navidad es importante y dar regalos y compartir bendiciones es algo bueno y maravilloso ... pero ... es aún más importante enfocarnos en quiénes somos a los ojos de Dios y ver a nuestro prójimo, nuestra familia y comunidad con ojos de esperanza y bendición al recibir y compartir los dones de vida y amor de nuestro Dios.
Jesús les recuerda a sus discípulos que a menudo nos perdemos las cosas importantes cuando estamos demasiado concentrados en las cosas del mundo: “Y por la mañana, 'Hoy habrá tormenta, porque el cielo es rojo y amenazante' – “Sabes cómo interpretar la apariencia del cielo, pero no puedes interpretar los signos de los tiempos.” (Mateo 16: 3)
Podríamos hacernos la pregunta: ¿Qué es lo más importante que ha ocurrido en mi vida hoy?
Puede ser un acontecimiento bastante grande: ¡mi hijo y su esposa me dieron un nieto hoy! O quizá podría ser algo aparentemente tan pequeño: –observé un colibrí durante 30 minutos volando entre los árboles en mi patio trasero– Aunque radicalmente diferentes, ambos acontecimientos trajeron una bendición a cada momento. En otras palabras, invoquemos una vez más una vieja frase: "No olvides detenerte y oler las rosas".
Dios a menudo nos espera allí.
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