"Blessed are you among women, and blessed is the fruit of your womb!” (Lk 1:42)
Happy and holy 27th Sunday in Ordinary Time! We share the blessing of God in this month of the Rosary and I would invite you to stay after Mass today and pray the Rosary with us in thanksgiving for the blessings we receive.
The words St. Elizabeth exclaims with joy to our Blessed Mother as she enters the house are words of thanksgiving and gratitude. They are words of a prayer of love and openness to life in so many different ways.
As I spoke with you last week about sacrificial giving, we are called to recognize the different ways we offer our time, talent and treasure to God and his Church. Both our Blessed Mother and St. Elizabeth in their motherhood chose to offer their life for all people. In their minds they might have asked how one small child could change the world as we, too, ask in a similar way how our small donation changes the world. But in truth, each word, each action, each moment of life changes the world in a small but significant ways.
As the Gospel reminds us this weekend; the gifts God shares with us are not meant to be held in a grasping or covetous manner but rather to be received and shared generously knowing the fullness of God’s great love for each of his children. Next week we will hear from your fellow parishioners as we make our commitment to the continual renewal of our parish of St. Lawrence the Martyr.
As we continue in Becoming Eucharistic People we are reminded of two very important things: the faith of each Christian is both communal and individual. We bring ourselves the celebration of the Mass after a time of individual preparation and then the communal prayer becomes a joy and wonder expressed in giving and receiving.
We will begin forming small groups to share in the Eucharistic Story and to begin to learn to tell our own Eucharistic story of faith, hope and love. If you wish to join a small group discussion, please take time to fill out one of the cards at the back of the church and drop them in the basket.
God bless,
Fr. Mark
"¡Bendita eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!" (Lc 1:42)
¡Feliz y santo Domingo XXVII del Tiempo Ordinario! Compartimos la bendición de Dios en este mes del Rosario y los invito a quedarse hoy después de Misa y rezar el Rosario con nosotros en acción de gracias por las bendiciones que recibimos.
Las palabras que Santa Isabel exclama con alegría a nuestra Santísima Madre, al entrar en la casa, son palabras de acción de gracias y gratitud. Son palabras de oración, de amor y de apertura a la vida de muchas maneras diferentes.
Como hablé con ustedes la semana pasada sobre el sacrificio de dar, estamos llamados a reconocer las diferentes maneras en que ofrecemos nuestro tiempo, talento y tesoro a Dios y su Iglesia. Tanto nuestra Santísima Madre como Santa Isabel en su maternidad, eligieron ofrecer su vida por todas las personas. En sus mentes, podrían haberse preguntado cómo un niño pequeño podría cambiar el mundo, del mismo modo que nosotros también nos preguntamos de manera similar cómo nuestra pequeña ofrenda cambia el mundo. Pero, en verdad, cada palabra, cada acción, cada momento de la vida cambia el mundo de manera pequeña pero significativa.
Como nos recuerda el Evangelio este fin de semana: Los dones que Dios comparte con nosotros no deben ser retenidos de manera avariciosa o con codicia, sino más bien recibidos y compartidos generosamente sabiendo la plenitud del gran amor de Dios por cada uno de sus hijos. La próxima semana algunos de sus compañeros feligreses nos hablaran de como asumir nuestro compromiso con la renovación continua de nuestra parroquia de San Lorenzo Mártir.
A medida que continuamos con la catequesis del libro: “Convertirnos en personas eucarísticas” recordamos dos cosas muy importantes: la fe de cada cristiano es tanto comunitaria como individual. Venimos a la celebración de la Misa después de un tiempo de preparación individual y luego la oración comunitaria se convierte en alegría y asombro expresado en el dar y el recibir.
Empezaremos a formar pequeños grupos de personas para compartir sobre la Historia Eucarística e iniciar a aprender a compartir nuestra propia historia Eucarística de fe, esperanza y amor. Si desea unirse a una discusión en un grupo pequeño, tómese el tiempo para llenar una de las tarjetas que se encuentran en la parte trasera de la iglesia y deposítela en la canasta.
¡Dios los bendiga!
Padre Mark