Alleluia! He is Risen! Alleluia! Indeed He is Risen! Alleluia! Happy and joyous Easter! Our salvation through the Resurrection of our Lord Jesus Christ has entered the world let us shout for joy. Alleluia!
As we enter the Easter time of life, let us ponder and pray with the saints:
“Holiness consists simply in doing God’s will, and being just what God wants us to be.”
– St. Thérese of Lisieux
God has created us to be saints. To live a life of holiness. As we celebrate the truth of Jesus’ resurrection from the dead, we are called to walk with the Risen Lord and seek God’s will in our lives by serving and loving one another in the peace of Jesus Christ.
“And he departed from our sight that we might return to our hearts and find him there. For he left us, and behold, he is here.”
– St. Augustine
Jesus asks Mary Magdalene not to hold on to him. (John 20:17) In the same way, Jesus invites us to allow him to be present in our lives through the gift of love and peace. To make room for him within our hearts and as we receive him in the Eucharist to carry him out into the world in the invitation in making him present to others.
“He will provide the way and the means, such as you could never have imagined. Leave it all to Him, let go of yourself. Lose yourself on the Cross, and you will find yourself entirely.”
– St. Catherine of Siena
Today we celebrate the resurrection of our Lord and yet, we are called to keep our gaze upon the Cross. The crucifix reminds us of our own process of self-sacrifice out of love. Like Jesus, we are also called to lay down our lives for our faith and for anything that is true, beautiful, and good, because it is of God. A crucifix can help convict our hearts in a way that an empty cross cannot.
“Unless there is a Good Friday in your life, there can be no Easter Sunday.”
– Venerable Fulton Sheen
Each Good Friday we experience in life opens us up to become vessels of love for the little Easters in our life. We are reminded how Easter brings new life in love when we embrace our Good Friday experiences.
Lastly, let us share the greetings of love as we cry out: Alleluia! He is Risen! Alleluia! Indeed He is Risen! Alleluia!
God bless,
Fr. Mark
¡Aleluya! ¡Él ha resucitado! ¡Aleluya! ¡De hecho ha resucitado! ¡Aleluya! ¡Feliz y alegre Pascua! Nuestra salvación por la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo ha entrado en el mundo, gritemos de alegría: ¡Aleluya!
Al entrar en el tiempo pascual de la vida, reflexionemos y oremos con los santos:
“La santidad consiste simplemente en hacer la voluntad de Dios y ser exactamente lo que Dios quiere que seamos.”
– Santa Teresa de Lisieux
Dios nos ha creado para ser santos, para vivir una vida de santidad. Al celebrar la verdad de la resurrección de Jesús de entre los muertos, somos llamados a caminar con el Señor Resucitado y buscar la voluntad de Dios en nuestras vidas, sirviéndonos y amándonos unos a otros en la paz de Jesucristo.
“Jesus se apartó de nuestra vista para que volvamos sobre nosotros, entremos a nuestro corazón y le hallemos, pues, aunque partió, siempre está aquí con nosotros.”
– San Agustín
Jesús le pide a María Magdalena que no lo retenga. (Juan 20:17) De la misma manera, Jesús nos invita a permitirle estar presente en nuestras vidas a través del don del amor y la paz. Hacerle un lugar en nuestro corazón y, al recibirlo en la Eucaristía, llevarlo al mundo, con la invitación de hacerlo presente a los demás.
“Él proporcionará el camino y los medios, como nunca hubieras imaginado. Déjalo todo en sus manos, déjate llevar. Piérdete en la Cruz y te encontrarás enteramente a ti mismo”.
– Santa Catalina de Siena
Hoy celebramos la resurrección de nuestro Señor y, sin embargo, estamos llamados a mantener la mirada fija en la Cruz. El crucifijo nos recuerda nuestro propio proceso de autosacrificio por amor. Como Jesús, también nosotros estamos llamados a dar la vida por nuestra fe y por todo lo que es verdadero, bello y bueno, porque es de Dios. Un crucifijo puede ayudar a convencer nuestros corazones de una manera que una cruz vacía no puede hacerlo.
“A menos que haya un Viernes Santo en tu vida, no puede haber Domingo de Pascua”.
– Venerable Fulton Sheen
Cada Viernes Santo que vivimos en la vida, se abre para convertirse en vasos de amor para las pequeñas Pascuas de nuestra vida. Se nos recuerda cómo la Pascua trae nueva vida en el amor cuando abrazamos nuestras experiencias del Viernes Santo.
Por último, compartamos los saludos de amor mientras clamamos: ¡Aleluya! ¡Él ha resucitado! ¡Aleluya! ¡De echo ha resucitado! ¡Aleluya!
¡Dios los bendiga!
Padre Mark